"Nos hemos dado cuenta de que a tu jefe le da igual si te mueres"
Sarah Jaffe explora en su libro cómo el amor al trabajo, impulsado por el capitalismo, ha conducido a la explotación laboral. Propone reducir la jornada laboral y promover una renta básica para mejorar el bienestar. Artículo publicado en elconfidencial.com y recomendado por Digital Skills Institute el 27 de noviembre de 2024.
El cambiante entorno laboral ha sido objeto de análisis por parte de la periodista estadounidense Sarah Jaffe, autora del libro "Trabajar. Un amor no correspondido". Jaffe ha dedicado gran parte de su carrera a investigar y escribir sobre el mundo del trabajo, y recientemente ha visitado España para participar en un Congreso Internacional del Trabajo, organizado por la Vicepresidencia del Gobierno y en el que se dan cita ministros de diez países y otros expertos destacados en el ámbito laboral.
Sarah Jaffe, radicada en Nueva Orleans, ha experimentado de primera mano el impacto del trabajo en la vida personal y social de las personas. Su libro, que tuvo su primera edición en inglés publicada durante la pandemia, ha resultado ser premonitorio en cuanto a los cambios y desafíos que enfrenta el mundo laboral moderno. Jaffe argumenta que el capitalismo moderno ha fomentado el amor al trabajo con la intención de que los empleados acepten cualquier condición laboral a cambio de frases motivacionales como "si haces lo que te gusta, no trabajarás ni un día de tu vida". Este enfoque, aunque aparenta ser inspirador, ha llevado a que muchos trabajadores se sientan explotados, angustiados, y en ocasiones, solitarios.
Esta narrativa del amor al trabajo no siempre fue la norma. Históricamente, trabajar era simplemente un medio para ganarse la vida y no se esperaba que los empleados amaran sus trabajos. Sin embargo, la retórica empresarial actual inmortaliza la idea de que el trabajo debe ser una pasión, lo que ha acabado beneficiando mayormente a las empresas, mientras que los trabajadores luchan por encontrar balance y satisfacción real en sus empleos. De acuerdo con Jaffe, esta filosofía ha contribuido a la intensificación de la explotación y al deterioro del bienestar mental y físico de muchos trabajadores.
Durante el Congreso Internacional del Trabajo, Jaffe fue invitada para ofrecer su perspectiva sobre por qué debemos reconsiderar nuestra relación con el trabajo. Una de sus propuestas es la implementación de la jornada laboral más corta sin reducción salarial. Esta idea surge de la necesidad de proporcionar más control a los trabajadores sobre su tiempo y mejorar su calidad de vida, además de la promoción de una renta básica que elimine el miedo al hambre y a la inseguridad económica. La pandemia demostró, según Jaffe, que estos conceptos son factibles, ya que varios gobiernos implementaron versiones de renta básica para enfrentar la crisis económica derivada de la emergencia sanitaria.
Además, la periodista señala cómo ciertas profesiones, en particular las asociadas al sector público como los profesores y personal sanitario, han sido injustamente demonizadas, lo cual ha exacerbado las tensiones y dificultades laborales. Cree que es vital ofrecer a todos los trabajadores una mayor agencia, es decir, la capacidad de tomar decisiones que realmente tengan un impacto tangible en su trabajo cotidiano.
La crisis del costo de vida ha sido un tema constante, donde muchos trabajadores experimentan dificultades para llegar a fin de mes, lo cual tuvo repercusiones políticas significativas, como el apoyo a candidatos como Donald Trump en Estados Unidos. La baja participación electoral refleja un descontento general con el sistema político, motivado en parte por una percepción de que las políticas económicas no mejoran sustancialmente las condiciones de vida de las clases trabajadoras.
Finalmente, Jaffe resalta la importancia de seguir debatiendo y reformulando las normas laborales. Reflexiona sobre cómo el replanteamiento del trabajo podría influir en futuras políticas públicas, con el objetivo de crear un entorno más justo y equitativo para todos los trabajadores. La esperanza es que a través de discusiones como las del Congreso, se puedan implementar cambios que conduzcan a una distribución más equitativa de los beneficios económicos y una mejora en las condiciones de trabajo globalmente.
