El sesgo del costo hundido influye en decisiones irracionales al priorizar inversiones previas sobre resultados futuros, afectando diseño y comportamiento cotidiano. Resaltado en los modelos de suscripción y métodos de diseño como Lean UX. Artículo publicado en uifrommars.com y recomendado por Digital Skills Institute el 12 de febrero de 2025.
El texto aborda las implicaciones del sesgo del costo hundido en el ámbito del diseño, tanto en las experiencias de los usuarios como en el propio proceso creativo de los diseñadores. Este fenómeno psicológico ha sido estudiado por psicólogos como Daniel Kahneman y Amos Tversky, quienes demostraron que las personas tienden a valorar más la pérdida que la ganancia. En otras palabras, el miedo a desperdiciar una inversión previa—sea de tiempo, dinero o recursos—nos lleva a seguir invirtiendo en algo aunque esto no prometa un resultado favorable.
Un ejemplo claro del sesgo del costo hundido es continuar con un proyecto o consumir un producto que no nos satisface, simplemente porque ya hemos dedicado recursos a ello. Esta tendencia es fácil de observar en comportamientos cotidianos, como terminar un libro o una serie que no nos gusta simplemente porque ya hemos empezado. Este enfoque erróneo es algo que se presenta de manera habitual en la vida diaria y en la toma de decisiones.
Cuando se trata de diseño UX/UI, este sesgo también afecta la manera en que los usuarios interactúan con productos digitales, como las páginas web y aplicaciones. Un mecanismo que explota esto es la barra de progreso en los procesos de registro o pago. Al mostrar un proceso incompleto, incita a los usuarios a completar la acción, aprovechándose de su aversión a "dejar las cosas a medias". Esto se vincula fuertemente con la Ley de Zeigarnik, que nos recuerda que las tareas incompletas quedan más presentes en nuestra mente que las finalizadas, presionando a los usuarios a culminar la tarea.
El sesgo también explica en parte el éxito de los modelos de suscripción en servicios y productos. Una vez que un usuario se suscribe, la inercia de seguir pagando cada mes, a menudo supera el sentido práctico, por miedo a haber perdido la inversión previa, aunque realmente no se utilicen los servicios contratados. Empresas como Netflix, Spotify o incluso gimnasios, se benefician de este fenómeno.
En el ámbito profesional, especialmente en el diseño, el sesgo del costo hundido se manifiesta cuando se insiste en continuar un camino de diseño que claramente no funciona simplemente porque ya se ha invertido tiempo y esfuerzo en él. Este bloqueo puede superarse si se adopta una mentalidad iterativa y se trabaja en ciclos cortos, conocidos como sprints, que permiten ajustes ágiles y continuos para mejorar el diseño en lugar de captar rigidez debido a inversiones pasadas. Incorporar metodologías como Lean UX, que enfatizan el feedback continuo, se ve como una forma eficaz de combatir este sesgo.
Este tipo de sesgo no se limita únicamente al ámbito del diseño, sino que es un obstáculo común en muchas disciplinas y situaciones de la vida profesional y personal. Una señal de alerta es escuchar frases como "No podemos rehacerlo, ya hemos invertido demasiado", que indican que el sesgo del costo hundido está en juego, afectando la toma de decisiones racionales.
Es fundamental ser consciente de cómo el sesgo del costo hundido puede influir negativamente en nuestras decisiones, conduciéndonos a situaciones donde se pierden más recursos simplemente por no querer "perder" lo ya invertido. Para profundizar en este y otros sesgos cognitivos, se recomienda el libro "Pensar rápido, pensar despacio" de Daniel Kahneman, que ofrece una visión amplia de cómo estos mecanismos influyen en nuestro pensamiento y comportamiento cotidiano.