El aumento de la inteligencia artificial generativa podría generar hasta 5 millones de toneladas métricas de residuos electrónicos para 2030, agravando problemas de sostenibilidad y gestión ambiental. Artículo publicado en businessinsider.es y recomendado por Digital Skills Institute el 5 de diciembre de 2024.
En la última década, la humanidad ha presenciado un incremento exponencial de los residuos electrónicos, un problema que amenaza con agravarse aún más debido al auge de la inteligencia artificial (IA) generativa. Según un estudio reciente, los modelos avanzados de lenguaje, como ChatGPT y sus equivalentes, podrían generar entre 1,2 millones y 5 millones de toneladas métricas adicionales de basura electrónica para 2030. Estos tipos de chatbots, que dependen de mejoras tecnológicas constantes, requieren infraestructura y componentes avanzados, lo cual contribuye a la rápida obsolescencia del hardware. Esta situación plantea serios desafíos en términos de sostenibilidad, como el impacto sobre el consumo energético y el aumento de la huella de carbono.
El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Academia China de Ciencias y la Universidad Reichman en Israel, se centra en las potenciales cantidades de desechos electrónicos que podrían generarse a medida que la IA generativa continúa avanzando. Ya en 2023, se estima que se desecharon aproximadamente 2,600 toneladas de productos electrónicos asociados a la tecnología de IA. A este ritmo, es posible que para finales de la década cada persona en el mundo contribuya al problema con el equivalente a un smartphone desechado al año, llevando la creación total de desechos electrónicos por parte de la IA a un alarmante nivel.
Uno de los escenarios más críticos planteados por el estudio prevé que la basura electrónica generada por la IA incluirá alrededor de 1,5 millones de toneladas métricas de placas de circuitos impresos y medio millón de toneladas métricas de baterías. Estos elementos contienen materiales peligrosos como plomo, mercurio y cromo, lo que no solo complica su gestión y reciclaje, sino que también aumenta el riesgo de contaminación y daño ambiental.
Para mitigar este creciente problema, los autores del estudio sugieren la implementación de estrategias de economía circular. Este enfoque incluye la extensión de la vida útil de los componentes tecnológicos y la reutilización de modelos de IA, aspectos que podrían reducir la cantidad de basura electrónica generada hasta en un 86%. La economía circular aboga por alargar la longevidad de los dispositivos existentes y por el reciclaje y reutilización de materiales y módulos clave, disminuyendo la presión sobre los recursos naturales y reduciendo la necesidad de nuevos materiales.
Este tema cobra especial relevancia considerando que el ritmo de generación de residuos electrónicos es actualmente cinco veces más rápido que su reciclaje. En 2022, la humanidad produjo 62 millones de toneladas de desechos electrónicos, lo cual superó significativamente al peso icónico de la Gran Muralla China. Este fenómeno es indicativo de la urgencia de abordajes innovadores que puedan limitar el impacto ambiental de las tecnologías emergentes, particularmente en un contexto donde la IA juega un rol cada vez más protagonista.
La comunidad internacional ya ha comenzado a trabajar en direcciones similares para enfrentar este desafío. La ONU, por ejemplo, ha advertido sobre la necesidad de políticas más estrictas y efectivas para gestionar los desechos electrónicos. Sin embargo, el papel de las empresas tecnológicas también es crucial, ya que deben participar activamente en el diseño de productos más sostenibles y en la promoción de sistemas de reciclaje más eficientes.
En resumen, mientras la IA promete transformar sectores enteros de la sociedad con su capacidad para procesar datos y automatizar procesos, es fundamental equilibrar estos avances con consideraciones medioambientales. Solo mediante un esfuerzo colectivo que incluya regulaciones gubernamentales, innovación tecnológica sostenible y mayor conciencia social, será posible controlar la avalancha de residuos electrónicos prevista para los años próximos.