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9 señales de que eres víctima de acoso laboral

El acoso laboral o mobbing, es un problema global que persiste pese a ser prohibido. Incluye trato desigual, lenguaje agresivo, difamación y presión excesiva, afectando los derechos laborales. Artículo publicado en lamenteesmaravillosa.com y recomendado por Digital Skills Institute el 5 de marzo de 2025.

El acoso laboral, conocido también como mobbing, es una problemática global que, aunque está prohibida en la mayoría de los países, sigue siendo una realidad para muchas personas en sus lugares de trabajo. Este fenómeno, a menudo, es difícil de identificar debido a que las tácticas empleadas por los acosadores se han vuelto más sutiles para eludir el rechazo social y legal. Las víctimas, en muchos casos, no son conscientes de que se encuentran siendo objeto de acoso, e incluso pueden llegar a normalizar el maltrato.

Una de las manifestaciones del acoso laboral es el trato diferente. Esto no implica necesariamente una relación próxima o distante con los compañeros de trabajo, sino que se refiere a la falta de equidad en el trato dado en situaciones similares. Es fundamental que cualquier crítica o elogio se aplique de manera homogénea. Cuando la exigencia o severidad es desproporcionada en comparación con otros, se podría estar frente a una manifestación de mobbing.

El lenguaje agresivo es otra forma mediante la cual el acoso puede presentarse en el trabajo. Sin seguir un patrón claro, a menudo adopta un tono camuflado de consejos o cuestionamientos profesionales. El problema surge cuando el enfoque del lenguaje se centra en la persona y no en su trabajo, lo que puede interpretarse como un ataque personal y, por tanto, acoso laboral.

La difamación, aunque sutil, es otra práctica del mobbing. Esto ocurre cuando observaciones o críticas se hacen públicas o se comentan sin necesidad, en vez de dirigirse directamente a la persona involucrada. Utilizar ejemplos negativos en público para ilustrar un caso también podría entrar en esta categoría, y es una práctica que debería evitarse y tratarse siempre en privado para no incurrir en acoso.

Existe una forma de presión en el trabajo que, de manera explícita o encubierta, impone cargas laborales con tiempos inviables o metas inalcanzables. Esto incluye responsabilizar a una persona por tareas que no están dentro de sus atribuciones sin una justificación válida. Esta sobrecarga y presión constituyen una forma de acoso laboral.

Limitar el progreso de un empleado sin razones claras es otra señal difícil de identificar, ya que a menudo los criterios de promoción no son claros. Un indicio de esto puede ser el rechazo sistemático de ideas y propuestas sin justificación, lo que impide el avance profesional sin una razón de peso aparente.

Las amenazas, aunque rara vez directas en el ámbito laboral, son métodos utilizados en el acoso. Pueden presentarse de manera velada, con advertencias generales sin especificar las condiciones o las consecuencias esperadas, creando un ambiente laboral tenso e incómodo.

El ocultamiento deliberado de información crucial necesaria para realizar un trabajo de manera eficaz también es una práctica de acoso. Si la información importante no se proporciona o se entrega tarde sin un motivo justificado, es posible que se trate de mobbing, afectando negativamente el desempeño del trabajador.

Por último, la ridiculización es una técnica más del acoso laboral. Utilizar el sarcasmo, la ironía o indirectas para menospreciar el trabajo o a la persona es inaceptable. La comunicación en el trabajo debe ser siempre profesional y directa. Asimismo, una insatisfacción generalizada con el desempeño laboral sin razones fundamentadas, donde el esfuerzo y el compromiso del trabajador no se reconocen adecuadamente, puede ser una señal de acoso.

Reconocer y entender estas señales es esencial para combatir el acoso laboral y proteger los derechos de los trabajadores. Es importante mantenerse alerta y buscar ayuda profesional si se sospecha de mobbing en el entorno laboral.

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